- Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología atiende un promedio de 22 casos diarios. Situación afecta más a las mujeres.
Llamaba a su madre con cierta frecuencia haciéndose pasar por un pretendiente que vivía lejos y le contaba las penurias económicas con el objetivo de que ella se apiadara y le cediera parte de su capital. También le prometía que muy pronto se reencontrarían.
La alegría de tener a su edad, 85 años, un pretendiente que se fijara en ella la hizo caer varias veces y depositar los montos que el presunto pretendiente solicitaba. La investigación determinó que quien engañaba a esta anciana era su propio hijo.
La historia no es ficticia. Es un caso real que atendió el servicio de Trabajo Social del Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología y forma parte de las consultas que diariamente, recibe ese centro hospitalario de violencia psicológica y emocional. Solo el año pasado este centro atendió en el primer semestre 358 casos, de ellos 233 eran mujeres y 125 hombres.
De acuerdo con Jeannette Martínez Muñoz, jefa de ese servicio, el maltrato agobia considerablemente, a la población adulta mayor, al punto que cada día recibe un promedio de 22 consultas que deben ser tramitadas por las 11 profesionales en trabajo social que posee ese hospital, incluso algunas de ellas llegan a los estrados judiciales.
Las llamadas que reciben son de parte de nietos, hijos, hijas o vecinos que procuran orientación sobre cómo actuar frente a este tipo de situaciones, donde en muchos casos están involucrados parientes cercanos.
Según la profesional, se trata apenas de la punta del iceberg, en virtud de que los diferentes hospitales de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) atiende casos semejantes, aunque el geriátrico es uno de los que posee la casuística más elevada.
El mayor abuso que atienden es el psicológico y emocional y afecta con mayor énfasis a la población femenina, como esta ocasión en la que tuvo que intervenir toda la familia de esta señora y el Comité de Estudio Integral del Anciano Agredido (CEINA) procurando ayuda de otras instancias, especialmente judiciales.
La situación es tal que algunas personas afectadas llegan a los hospitales descompensadas por la situación de agresión psicológica y emocional que los agobia.
¿Qué hacer?
Martínez Muñoz explicó que una de las tareas para reducir el impacto de esta agresión es hacer respetar la ley 7935 o Ley de Atención Integral para la Persona Adulta Mayor.
Es pertinente, dijo, que en casos como el descrito, es necesario empoderar a las personas adultas mayores sobre los recursos que tiene para evitar este tipo de agresiones e informar al resto de la familia de lo que sucede.
Esta población, manifestó, tiene que comprender que es sujeta de derecho y por lo tanto puede recurrir a diferentes instancias existentes en el territorio nacional como los centros de salud de la CCSS, al 911 y al Poder Judicial.
La especialista fue clara en que los adultos mayores deben saber que su pensión es para satisfacer sus necesidades y no para resolver los requerimientos de hijos, nietos y otros parientes, desgraciadamente muchos utilizan su pensión para pagar deudas de sus parientes, pensiones alimentarias quedándose desprotegidos.
Otro de los consejos aportados por la especialista es la importancia de que esta población mantenga vivas sus redes de apoyo, con el propósito de que pueda recurrir a ellas en caso de necesidad.
La funcionaria fue enfática en que la sociedad costarricense debe trabajar mucho para no dejar en la indefensión a esta población vulnerable
