Melanoma: una enfermedad que se puede prevenir

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  • De acuerdo con la CDC, la incidencia de esta enfermedad está aumentando más rápido que otro cáncer.

La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto en las intervenciones médicas, generando la postergación de visitas y procedimientos médicos. La interrupción de estas intervenciones tendrá consecuencias en los sistemas de salud a largo plazo.

En el área dermatológica, al reducir el número de visitas médicas, disminuyen las oportunidades para la detección temprana de melanoma y otros tipos de cáncer de piel, esto retrasa y limita el acceso a tratamientos. Según proyecciones previas a la pandemia del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la incidencia de melanoma está aumentando más rápido que la de cualquier otro cáncer prevenible.

Aproximadamente el 90% de los melanomas se consideran prevenibles si son detectados a tiempo. Por eso, es importante saber reconocer las señales de alerta que presenta la enfermedad para acudir al médico con prontitud, minimizando los riesgos de propagación y las complicaciones que se dan en los estadios más avanzados.  

Señales de alerta del melanoma

El melanoma se desarrolla en las células de la piel llamadas melanocitos, estos son los responsables de formar la sustancia marrón que da color a la piel. Por esta razón, los melanomas suelen ser de color oscuro. El cáncer puede comenzar en una piel normal o en un lunar.

El melanoma puede aparecer en cualquier parte del cuerpo. Con mayor frecuencia, se localiza en partes que estuvieron expuestas al sol, como la espalda, las piernas, los brazos y el rostro.

Como la detección temprana tiene un impacto significativo en la sobrevida de la enfermedad, muchos médicos recomiendan realizar una auto revisión de la piel, generalmente una vez al mes para buscar lunares o manchas que puedan estar asociadas al cáncer de piel. La regla del “ABCDE” está diseñada tomando como punto de referencia los signos y síntomas especificados por la American Cancer Society que facilitan la identificación de estas señales.

Asimetría: una mitad del lunar no corresponde en tamaño y forma con la otra mitad.

Bordes irregulares: los bordes del lunar son irregulares, difusos, borrosos o estriados.

Color: el color del lunar no es el mismo en toda su superficie; puede haber diferentes sombras de café, negro, rojo, azul o blanco.

Diámetro: el lunar mide más de 6 milímetros (alrededor de 1⁄4 de pulgada, aproximadamente el tamaño de la goma de un lápiz).

Evolución: el lunar experimenta cambios en su forma, color, tamaño o sensación (comezón, palpitación, dolor o sangrado).

“El melanoma en estadio inicial es totalmente curable con cirugía y hago énfasis en que la regla de oro del manejo es la cirugía, ninguna otra técnica. La incidencia ha disminuido en cuanto a los grupos de edad, pero sigue siendo más frecuente en personas mayores por el daño solar. Lo más importante en estas recomendaciones es que la mayoría de los melanomas aparecen de novo (o sea en lesiones nuevas) no en lesiones preexistentes. Por eso el examen dermatológico es vital”, explicó el dermatólogo Ismael Sánchez.

También es importante prestar atención a señales como: una mancha o sección de piel más oscura que está creciendo, sangrando o cambiando de alguna manera; una llaga o ulceración que no sana y regresa; una sección de piel que se siente áspera y seca; o una línea oscura debajo o alrededor de una uña.

“No solo se trata de evaluar los “lunares” sino también cualquier mancha nueva en zonas expuestas al sol. Por otra parte existe una variedad que no tiene color, llamada melanoma amelanótico que es más difícil de sospechar; por eso lo más importante es estar pendiente de las lesiones de reciente aparición” agregó Sánchez.

 Cuidado y protección preventiva de la piel

Aún al estar en casa, no estamos completamente protegidos de los rayos UV del sol ya que estos pueden penetrar las capas de las nubes y las ventanas. Tendemos a ignorarlos, pues al no recibirlos de manera directa, no causan cambios inmediatos o visibles en nuestra piel.

Todas las personas, sin importar el color de su piel, pueden desarrollar melanoma y cánceres de piel. La exposición prolongada al sol es la principal y más conocida causa de melanoma, pero hay otros factores de riesgo a considerar como antecedentes médicos familiares, la edad y un sistema inmune débil o comprometido. La auto revisión y cuidado de la piel son las mejores herramientas preventivas para esta enfermedad.

De acuerdo con los datos más recientes generados por el Observatorio Global de Cáncer adscrito a la Organización Mundial de la Salud (OMS), se presentaron 18,881 casos de personas con melanoma en Latinoamérica y el Caribe.

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