- Cuando la política se ve afectada siempre prefiere sus intereses y deja de lado al deporte
Desde la creación del deporte, la relación entre este y la política existe desde siempre. Es una unión que no va a acabar y en la cual, siempre se impondrá una sobre otra. En este caso la política sobre el deporte.
Cuando pensamos en política y deporte, a muchos no le viene a la mente que puedan tener relación alguna, pero lo cierto es que siempre ha estado ahí, aunque son temas que no debieron mezclar, dependen uno del otro.
Porque cuando la política necesita un gran apoyo social, siempre lo relacionan con algún hecho deportivo, como pudimos ver en los últimos días cuando el ministro de salud Daniel Salas, hizo la comparación de que el pueblo costarricense debe unirse como cuando juega la selección, ante la emergencia nacional por Covid-19.
También cuando necesitan hacer campaña política, buscan deportistas o se presentan en eventos deportivos para mostrarse en esas situaciones favorables para ellos, pero esto pasa cuando la política y necesita del deporte.
¿Pero qué pasa cuando el deporte necesita de la política?
Con normalidad esta se aleja, en los últimos años con temas de racismo, discriminación o xenofobia, los entes políticos no hacen lo necesario para ayudar, no solo los gobiernos, sino las federaciones, ya que al final ellos también juegan un aspecto político dentro de las instituciones deportivas.
El gran ejemplo de todo esto podemos verlo en el caso de “FIFA Gate” donde hace unos años el segundo ente más poderoso del deporte la Federación Internacional de Fútbol Asociados (FIFA), solo por detrás del Comité Olímpico Internacional (COI), se vio en un escándalo grandísimo, cuando se le acusó a la FIFA por favores políticos para llevar los mundiales de fútbol a Sudáfrica en el 2010 y próximamente en el 2022 a Qatar.
Donde el expresidente de la FIFA Joseph Blatter dijo que “hubo intervención política de alto nivel” esto en referencia a que Qatar fue elegido para albergar el mundial del 2022, un país sin ninguna tradición de fútbol, y ¿Por qué digo que en estos casos los gobiernos no ayudan o ni siquiera aparecen? Porque en el momento que esto sale a la luz se desligan del deporte defendiendo sus intereses.
También podemos ver estas situaciones en un caso que pasó recientemente en España, específicamente en la ciudad de Barcelona, Cataluña, donde los ciudadanos y gobierno local de Cataluña buscan independizarse del gobierno español, cosa que España no quiere, ya que Cataluña es uno de los lugares que más le generan económicamente al estado español.
Ante este contexto del pasado, en octubre del 2019 se tenía que llevar a cabo el clásico español de fútbol en la ciudad condal, entre el FC Barcelona y el Real Madrid, pero ahí en Barcelona se estaban llevando ciertas manifestaciones, y evidentemente, el partido no se iba a ver afectado ante esto.
Consecuentemente, el gobierno español obligó a las autoridades del fútbol español, como son la Federación Española de Fútbol y LaLiga, a suspender el encuentro, por miedo de que hubiese compaña para la intendencia de Cataluña dentro del Camp Nou; al ser uno de los partidos más vistos a nivel mundial, sería el escenario perfecto para hacerle ver al mundo que España no deja que los catalanes se independicen.
“Al clásico le han puesto una barricada. Lo han denunciado al tribunal de orden público sin pruebas ni razones de peso. Solo con temores e interpretaciones malévolas. La cobardía de los políticos, la escasa personalidad de los dirigentes del fútbol y un Comité de Competición dirigido y manipulado, han llevado a cerrar el Camp Nou el 26 de octubre” mencionó Josep María Casanovas en su artículo de opinión en el Diario Sport en España.
Esto se notó aún más cuando, unos días antes, LaLiga sí permitió jugar el partido entre el Espanyol de Barcelona y el Villareal, ahí mismo en la ciudad condal. Además, días después en el mismo Camp Nou, el club azulgrana disputó el encuentro entre el FC Barcelona y Valladolid, y, en ambos encuentros, hubo pancartas de independencia pero, al gobierno español no le importó ya que no tenía la misma exposición mediática que el clásico.
Aquí es donde notamos que a la política solo le interesa el deporte cuando le conviene, en caso de que no le ayude para sus intereses, el que se verá siempre afectado será el deporte.
Esta relación nunca va acabar, siempre irán de la mano, en muchos casos ambas partes se benefician pero, a la hora de la verdad el deporte será quien pierde, mientras que los políticos estarán tranquilos resguardando sus intereses.