Violencia en Centro Educativos, un fenómeno que toma fuerza

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  •  La agresión física es solo una alerta de lo que los jóvenes están viviendo, consumiendo y sociabilizando en su entorno (hogares, barrios, en redes sociales y dispositivos electrónicos).

¿Qué detona la violencia en los centros educativos?  Es una pregunta que no tiene una sola respuesta, pues hay varios factores que influyen en las reacciones violentas que están teniendo las personas menores de edad en los diferentes ámbitos, especialmente en los centros educativos. 

Por un lado, muchos de estos jóvenes agresivos viven y crecen en zonas socialmente vulnerables, donde posiblemente los hechos delictivos como robos, asaltos, guerra de pandillas, trasiego de drogas, etc., son hechos con los que conviven en su barrio-y a los que, incluso, sobreviven.  

A eso le agregamos, que durante la niñez y la adolescencia ellos aprenden de la convivencia intrafamiliar, donde también es posible que vean diferentes tipos de violencia, alimentados también por la falta de recursos económicos y oportunidades para surgir.

Por otro lado, hay que recordar que el confinamiento social de dos años modificó nuestras rutinas, el comportamientos y alteró sensiblemente la salud mental de las personas menores de edad, quienes fueron los más afectados con esta circunstancia. 

El triángulo de la violencia

“Según Johan Galtung, la violencia debe ser vista y analizada, no solo desde la violencia directa (que es lo que vemos, el comportamiento, la conducta), sino también incluyendo los aspectos de la cultura (todo aquello que está oculto, o sea, los valores, imaginarios, creencias, intereses, necesidades y emociones)”,explicó Waynner Guillén Jiménez, docente de la carrera de Psicología  de la Universidad Fidélitas . 

“Estamos ante una cultura que ha normalizado y naturalizado la violencia, como si el ser humano fuera por naturaleza violento y esto es incorrecto, pues no hay evidencia científica que lo respalde”, detalló Guillén Jiménez.

“Otro aspecto es la violencia estructural, que está presente en nuestra sociedad, en nuestros barrios y comunidades”, agregó el profesional en Psicología  quien agregó que, “no consiste solo señalar al joven, sino ver la patología social que hay en su entorno, y aquí todas y todos somos responsables, no solo los centros educativos o los docentes”, enfatizó con vehemencia el docente.

“No podemos condenar a la juventud, todo lo contrario, debemos reaprender otras formas de comportamiento y trabajar un tema multicausal de forma multidisciplinar y esto es posible”, señaló.

Interactuar para ellos es crucial

Hay que tomar en cuenta que la socialización de los pares es fundamental en las etapas más jóvenes para ir trabajando los niveles de la autoestima, tolerancia a la frustración.  Sin embargo, los estudiantes pasaron intempestivamente de un confinamiento absoluto de más de dos años, a una presencialidad para la que no necesariamente fueron preparados, señaló Guillén

“Es posible que ante el hecho de estar aislados de sus grupos de pares durante tanto tiempo, podríamos estar viendo una generación con mucha frustración, bajo nivel de tolerancia, pocas habilidades para enfrentar los cambios, resolver conflictos y carentes de herramientas para contrarrestar la presión de los demás.  Por tanto, es a los adultos a quienes nos toca ayudar a nivelar esas carencias, acotó Waynner.

“Como sociedad debemos reflexionar sobre las circunstancias que están viviendo las personas menores de edad, pues fueron los más afectados con la situación del aislamiento social”, agregó

Cuidado con el material el material nocivo en dispositivos electrónicos

Niños y jóvenes están sometidos permanentemente por horas a un consumo indiscriminado de contenidos en redes sociales y ahora su interacción la hacen en el Metaverso; donde, si bien es cierto, hay información positiva, también hay una gran cantidad de violencia, riesgo y contenido negativo, que los adultos no están supervisando y además, se están aislando en su casa, socializando a distancia, incluso haciendo juegos peligrosos desde donde el asalto a un banco y el uso de armas les resulta normal.

Algunos consejos para reducir la violencia

1.        Enséñelos desde muy temprana edad a utilizar el diálogo y la escucha para resolver conflictos.  Los adultos tenemos que saber cómo contener y actuar en los problemas de agresión, señaló Guillén

2.       Supervise el contenido que están consumiendo en redes sociales y otras plataformas, pues en ellas hay un alto nivel de violencia y antivalores. 

3.       Promovamos iniciativas de sana convivencia, donde se refuercen los sentidos de identidad y pertenencia entre toda la comunidad estudiantil y docente.

4.       Estimulemos el interés por obtener una carrera que les permita mejores oportunidades laborales.

5.       Todos estamos llamados.  El llamado para el Ministerio de Educación Pública es que la prevención, la contención y la educación se debe extender hacia la comunidad para evitar que esto escale a un nivel mayor. 

Se debe trabajar, no solo a nivel de protocolo a lo interno del centro educativo, sino de una manera muy integral, con estrategias y planes de prevención, involucrando a la familia, al comercio, a las instituciones de desarrollo, seguridad, organizaciones culturales, deportivas y demás fuerzas vivas que constituyen la colectividad.

Sobre la socialización de la violencia

Tal como ha quedado plasmado, los jóvenes todo lo graban y lamentablemente estas manifestaciones de agresión se viralizan en redes sociales y con ello, se hace una socialización de la violencia.  Incluso, muchos de estos chicos a lo mejor son empujados por los otros, y posiblemente se sienten obligados a hacerlo, comento el experto.  

Hay que enfatizar que la violencia no es propia de ser joven, ni el ser humano es violento como algo genético, sino que reproducen lo que reciben de los demás. Es más bien un fenómeno social y cultural.

Lo que sí es cierto es que, durante la pubertad la persona es muy vulnerable, susceptible y muy expuesta a la influencia social.  Es un reflejo del comportamiento de los adultos, de la sociedad en la que vive.  Ellos son más susceptibles a la reproducción de conductas que están consumiendo en los dispositivos electrónicos, señaló Guillén. 

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